Perdón por las tonterías…

¿Qué es gracioso y qué no?

¿Te digo la verdad? No existe la gracia universal. No existe nadie que sea gracioso para todo el mundo. Pero tranquilo, te voy a dar algunas claves para ir en el buen camino y ver qué es gracioso.

Seguro que has estado presente en muchas conversaciones donde alguien dice lo gracioso que le parece, por ejemplo, algún actor y a ti no te hace ni pizca de gracia (Jim Carrey, te estoy mirando a ti). Pues bueno eso es porque la gracia, o el humor, es subjetivo. Totalmente personal.

Decidir qué es gracioso y qué no.

Que sea algo muy personal no quiere decir que lo sea a nivel individual. Hay muchas personas en el mundo, y sí, es verdad que cada uno es distinto del otro, pero al final siempre nos hacen las cosas gracia «en grupo». ¿No te has dado cuenta? Habrá gente que será fan de El Rubius (por si no lo conoces es un youtuber, muy famoso al que le encanta grabarse haciendo el tontaina mientras juega a juegos…) y habrá gente que será fan de chiquito de la calzada. Habrá otros a los que les gusten los dos, o a los que no les guste ninguno; pero una cosa es segura. Que te guste o no te guste alguno de ellos, dice mucho de lo que te hace gracia a ti y lo que no. Y es muy probable que si te gusta El Rubius, te guste también algún otro youtuber, o si te gusta Chiquito, te guste también Jim Carrey (a mí personalmente, Chiquito no me gusta nada, me parece de lo menos gracioso que he visto nunca).

¿Con todo esto qué quiero decir? Que no hay nada vaya a ser gracioso para todo el mundo a ciencia cierta, pero seguro que si te hace gracia a ti (o a otra persona), habrá un grupo de gente a la que seguro que le gusta. Y entonces, ¿cómo es que los monologuistas son tan graciosos? Te voy a dar algunas de sus claves:

  1. El público les ha elegido, saben a lo que van. Por lo general la gente va a ver a los monologuistas que ya han visto alguna vez por internet o televisión y que más graciosos les parecen. Así que ya de antemano parten con ventaja, es un público al que posiblemente ya gustan.
  2. Por el mismo hecho de haberlos visto habrá gente que espere alguna de sus gracias, y en cuanto las hagan se partirán de risa. Y es que todos tienen una muletilla; sí, esa de frase o características que arrastran en todos sus espectáculos. Goyo Jiménez y sus «Americanos», Dani Rovira y su hablar de los andaluces e incluso chiquito, con sus movimientos y gritos torpes.
  3. Abarcan multitud de temas. Hemos dicho que a la gente hay cosas que le son graciosas y cosas que no, y estas cosas van como en grupos. Si te gusta el humor negro, cualquier cosa bestia te hará gracia, si eres más de humor inteligente, una frase con doble sentido te parecerá lo más. Y si eres más de las caras o de las gesticulaciones, cualquier cara o gesto ensayado te desencajará la mandíbula. Así que, si en un mismo monólogo abarcas varios «tipos» de humor, tienes mayor probabilidad de éxito.

Sí, sí, pero… ¿Qué es gracioso?

Pues a ver, algunas pistas ya te he dado. NO EXISTE ALGO GRACIOSO PARA TODO EL MUNDO. Así que, analiza a tu audiencia (si no puede elegirla) y tantea el terreno. Haz algunos comentarios graciosos en varias direcciones, y examina la respuesta. Si les gusta algo en concreto, dales más. Pero tampoco abuses. Lo suyo sería que fueras descubriendo varios caminos o ramificaciones que puedan parecer interesantes a tu audiencia e ir desarrollándolos. Y para incrementar las posibilidades de gustar, siempre puedes usar algunos recursos que son muy recurridos.

Recursos para ser más gracioso

  1. Lo primero es observar. No vamos a inventar nada desde cero, hay millones de personas graciosas que ya te han facilitado la tarea. A base de prueba y error hay mucha gente que ha encontrado su estilo. Escoge a un grupo pequeño de humoristas o personas que te hagan gracia y estúdialos. Seguro que encuentras expresiones o técnicas comunes entre ellos y otras exclusivas de cada uno. Aprende a detectar esas armas secretas y úsalas tú mismo.
  2. Los recursos poéticos. La poesía lleva inventada años, siglos, centenarios, un montón de tiempo. Y los recursos literarios habituales en ella también. La hipérbole, el hipérbaton, la paradoja, la personificación… Son todos recursos buenísimos y muy potentes. Puedes leer más sobre ellos aquí.
  3. El círculo mola. El círculo es un símbolo de perfección, de principio y final. A la gente le encanta crear lazos (un lazo es en realidad un círculo retorcido), somos seres sociales al fin y al cabo. Si logras terminar tu discurso con una referencia al principio harás que tu público se sienta muy ligado a lo que has dicho. Es como si al hacer referencia a algo que habéis tenido en vuestro pasado juntos (aunque sea solo un pasado de 15 minutos) la gente se enterneciera. Esto lo usan mucho los monologuistas para cerrar sus actuaciones.
  4. Usa las redes sociales y mantente al día. Hay una cantidad increible de información en internet, y pasa muy rápido. Si estás atento a lo que más se comparte a través de las redes sociales podrás descubrir cosas que resultan más interesantes a la gente y por lo tanto mejores candidatas a ser graciosas.
  5. Cuidado con el humor negro o muy bestia. A mí particularmente me encanta, pero hay mucha gente que puede llegar a sentirse ofendida… ya saben, el humor negro es como las piernas… En fin, ¡cuidado!
  6. Los juegos de palabras o chistes cortos suelen ser ampliamente aceptados. Como dice el dicho: si algo es bueno y breve, es dos veces bueno. Pues lo mismo pasa con el humor. Si haces un comentarios gracioso que sea corto y fácil de entender, tiene muchas papeletas de gustar. Y si al final no gusta, solo han sido unos segundos, nadie se va a sentir estafado.
  7. Practica. Sí, como todo en esta vida. El humor, es cuestión de práctica. La gente cree que alguien nace gracioso. Todos conocemos a ese amigo que siempre parece tener la contestación oportuna para hacerte reír, o la historia perfecta para dejarte embobado un rato. ¿Quieres saber su secreto? No nació así, más bien lleva toda su vida practicando. Y a base de practicar, uno se pone en forma. Como en el gimnasio. Deja de tener miedo a que la gente no se ría. Antes de que tú contaras tu chiste tampoco se estaban riendo así que lo peor que puede pasar es que no pase nada.

 

Jim Carrey no es gracioso¿Tienes ahora más claro qué es gracioso y qué no?


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *